Es un elemento básico del BDSM. Puede ser un antifaz o cualquier objeto de tela o cuero con un carácter sugerente (una corbata, medias, lazos, cuerda, etc.) con el que tapar los ojos, de forma que no se pueda ver y centrarse únicamente en los sentidos. No hace falta incurrir en prácticas de BDSM, simplemente su uso estimula la imaginación, y pone al portador del antifaz en una situación de “indefensión” de la que parte toda emoción.