En el glosario de fetichismo, entre los disfraces, daba al hecho de vestirse del sexo contrario un lugar especial. ¿Es estimulante para un hombre ver a una mujer vestida de hombre? Creo que sí. Es un juego de inversión de papeles, y en cualquiera de los dos casos es incitante. Pensemos en una mujer vestida con traje de chaqueta masculino, con el pelo recogido debajo de una bonita gorra de tweed, su pecho disimulado, de forma que no parezca en ningún caso una mujer, sino un hombre o un muchacho…
Personalmente encuentro muy incitante (de eso se trata) a un hombre, heterosexual, vestido de mujer. Para que en mi caso produzca el efecto deseado, debería estar vestido con un traje de chaqueta con falda ceñida, tacones altos, medias (piernas depiladas, por favor. Afeitadas vale, que la cera es un horror), maquillado con estilo, pintalabios con gusto y media melena natural (son pocos los hombres que llevan el pelo largo); puede valer una peluca de calidad o pelo corto. Lo interesante es que se note claramente que es un hombre por los rasgos sexuales secundarios (anchura del cuello y nuez, facciones, anchura de hombros, voz, algo de vello que sobresalga por la blusa, quizás). La falda ceñida es especialmente interesante: se aprecia la cadera masculina, las fuertes piernas con medias, y la falda permite apreciar algo la protuberancia del pene, por supuesto (un slip ceñido debajo, ideal).
De esto me di cuenta en un viaje, en un hotel en Roma. Tenía algo menos de 30 años, había un chico haciendo un espectáculo de travestismo. Cuando terminó se me acercó para charlar conmigo, diciéndome que si quería pasar con él al backstage. Me percaté de lo interesante que me resultaba tal y como estaba vestido, de mujer. Era guapo, moreno de pelo y tez a juego, con ojos verdes.