UXUE BENGOA

El número equivocado

Estoy sentada trabajando, recibo una llamada en mi móvil. Es un número desconocido, la  atiendo...

Estoy sentada trabajando, recibo una llamada en mi móvil. Es un número desconocido, la  atiendo. 

Dígame. 

Buenas tardes. ¿Trabajáis el fetichismo? dice la voz a otro lado.

La pregunta me sorprende, pero ciertamente yo estoy trabajando el fetichismo, en cierta manera. Pero sé que se han equivocado y que llamaban a un servicio de acompañamiento, digamos. La voz que hay al otro lado es de un hombre de mediana edad, muy bien modulada, y muy atractiva. Parece la de alguien muy bien educado y con gusto. Mi instinto me dice que responda que sí. 

Sí, digo. Llámame de tú. ¿Qué te gusta? Se hace un silencio. Puedo hacer cualquier cosa. Mi comentario pretende saber hasta dónde quiere llegar, puede ser muy atractivo pero quiero descartar que sea peligroso. Nuevo silencio.

Me gusta la ropa interior, los tacones…, (se detiene un poco cada vez), los collares de dominación…, las fustas…, botas y chaqueta de equitación… de mujer… Hace otra pausa.

El collar, la fusta… ¿para quién son?

El collar para ti, la fusta para mí, responde. 

Me pongo a sudar…

¿Tiene que haber sangre? Puede no ser problema… digo. No, responde, solo juego con ella… Respiro aliviada, pero no dejo de tener cierta inquietud. 

Sigue con su lista… las gabardinas… de mujer… (se adelanta a mi pregunta).

Sigue con su carta a los reyes magos… no me gusta la depilación completa… A mí tampoco, respondo. No hay problema… quiero decir… ¿Eres rubia? Aquí es donde me caigo con todo el equipo, pienso… No, respondo tímidamente. Bien, contesta. Vaya ha habido suerte. 

Quiero verte antes, dice. Bueno, preparo el presupuesto y nos conectamos mañana mismo ¿Cuál es tu nombre? Enrique, responde. Enrique, te va salir caro…, y el equipo de equitación no lo tengo hoy por hoy… pero lo puedo conseguir en unas horas… Bien, responde. Nos despedimos.

Según damos por terminada la llamada me pregunto si estoy loca. Obviemos esa pregunta. Ya sé positivamente que sí… pero si no es peligroso, no me voy a perder un hombre con esa voz… Me relamo solo de pensar en lo que hay detrás de ella…

Miro lo que me falta, y calculo mi precio, me parece un susto, pero esto va de eso ¿no?

Nos conectamos la tarde siguiente. Cuando le veo casi no me lo puedo creer. Cuarenta y tantos, moreno, buena mandíbula, buena pose… 

Hace una sonrisa al verme. Nos saludamos y enseguida introduzco mi precio en la conversación (la diplomacia no es lo mío). Me tiembla la voz algo al decirlo, me temo que no lo acepte, no por el dinero… si no por trabajar, digamos, para él… No pestañea, y dice de acuerdo. 

Exijo todas las medidas de protección replico.  No hay problema, dice, quizás no sea necesario, a veces solo quiero mirar o te pido que te masturbes… ¡Joder! pues si no hay fuck job con un tipo como tú … te penalizo y te cobro más caro, pienso…

Me pongo seria otra vez, pero cordial. Todo abonado antes del trabajo. Claro, dice suavemente. Sonrío. Bueno ¿Cuándo lo quieres? El viernes puedes. Hago como que miro mi agenda, sé que estoy libre. Sí, puedo. Solo dime la hora. A las diez de la noche. En el hotel Nuevo Madrid, te mandaré el número de habitación un rato antes. Vaya, pienso, sí que sabe. Tienen las habitaciones insonorizadas, está tan bien informado como yo. Me gustan los hoteles, para estas cosas tienen un toque…

Continuará

es_ESSpanish
Powered by TranslatePress

Menú