Imagina que nos encontramos en un salón de té, en el de Kings Road con la fachada azul, por ejemplo. Darío está pidiendo dos helados de fresa cuando me vuelvo y te veo. Estás sentado con tu pareja y me ves.
Nos sentamos y empezamos a comer, le digo a D que estás ahí.
Después de un rato decido ir al baño, le digo que quiero ver si lo pillas… Él no tiene ningún problema, sabe cómo soy. Sólo me interesan personas muy concretas.
Paso por delante tuyo.
Me quedo en el pasillo de los aseos mirando el móvil. Ahora caminas hacia mí. Te saludo con la mirada, tú también. ¡Cabrón! Te empujo dentro del baño de hombres, no hay peligro de que ella entre ahí. Solo quiero decir hola (oh, o eso es lo que me digo a mí misma). No te mereces esto. O tal vez sí. Ya no importa. ¿Qué más da?
Me metería en una de las cabinas contigo.