UXUE BENGOA

Las gafas

Ya estoy en Madrid, qué contraste de calor, 23 de agosto, todo vacío y estoy sola en casa por quince días. El paraíso...

Ya estoy en Madrid, qué contraste de calor, 23 de agosto, todo vacío y estoy sola en casa por quince días. El paraíso. Ni niños ni perro. Me he despedido de ti y ni siquiera te he dado un beso, solo un abrazo, como de amigo, a veces me paso de fría, pero todo va por dentro. 

Me escribes. Que qué tal he llegado. Que me echas de menos. Menos mal. Yo a ti más de lo que quisiera, y mucho más de lo que demuestro.

Te he dejado un regalo en el cuartito de tu caravana. Sé que bajarás de nuevo en diez días. 

Pasan los días. No sé si habrás encontrado la sorpresa que te dejé. No has dicho nada. Te escribo preguntándote por mis gafas. Mira bien si están donde guardaba la ropa. Bastante sé que las tengo conmigo. 

Me escribes dos días más tarde. He mirado en todas partes y no he encontrado nada, me pides mi dirección por si aparecen. Sigo el juego. Pasan los días. Nada. 

Chateamos un rato, bla bla bla. Se hace un silencio. 

Encontré una cosa tuya, no las gafas. Qué, pregunto. Unas bragas. En el trastero de la caravana. Ah, respondo. ¿Cuáles? Las negras con bordados, esas que llevabas puestas… Ah, ya…  Estaban detrás de la puerta. Según las vi, tuve una erección. 

Vaya ¿Y qué has hecho con ellas? Me tumbé en la cama, y me corrí dos veces con ellas, me dices con satisfacción, como un niño. Y pienso seguir haciéndolo… 

No sabes cómo me gusta oírlo… No esperaba otra cosa…

¿Las dejaste adrede?

Sí…

Ahora mismo ya estoy otra vez duro.

es_ESSpanish
Powered by TranslatePress

Menú