UXUE BENGOA

Porque lo haces tu

Estamos en tu caravana, yo estoy terminando de ponerme todo lo que me pongo encima después de ducharme. Ya he terminado, descorro la cortinilla...

Estamos en tu caravana, yo estoy terminando de ponerme todo lo que me pongo encima después de ducharme. Ya he terminado, descorro la cortinilla. 

Ya estás haciendo otra vez eso tan sexy. Te estoy mirando, estoy de pie a tres metros de ti. Es sábado, estás sentado leyendo el periódico. Estás hojeando las páginas, despacio, una a una. Lo miras muy serio, con esas gafas que te hacen una mirada interesante, como de garza que va de pesca. Levantas la cabeza para mirarme, porque notas que te estoy observando. Tienes la mirada fija, pero no dices nada. Vuelves a lo tuyo. 

No es que leer el periódico sea sexy. Es que tú me resultas sexy cuando lees el periódico. No sé por qué. Esa forma de recorrer las páginas, tan serio, como si fueses a resolver el mundo. Te advierto que el mundo está siempre hecho un asco, si tienes la suerte de vivir en un lugar más o menos pacífico, disfruta. Hoy es sábado y estamos en occidente, en el mundo desarrollado. Es julio; no, agosto, no sé ni en qué mes vivo. 

Creo que ya no vas a leer más. Me acerco a ti, te voy a quitar el periódico. Ya seguirás luego. Levantas la cabeza y me dices por encima de tus gafas “¿sabes a cuánto está el cambio libra– dólar?” Ahora no caigo, digo. “Pues deberías estar al tanto” Ahora sí que sí, eso del cambio libra-dólar me ha llegado al clítoris. Me acerco a ti, con las peores intenciones, te quito despacio el periódico, me miras con reproche, no te hace gracia. Te aguantas. Me siento sobre tus piernas. Cómo me gustan tus piernas, y lo grande que eres. Sigues mirándome muy serio. No me digas que no es el momento. Sí es el momento, no haberme provocado leyendo el periódico. Voy al grano, pongo mi mano en tu entrepierna, y empiezo a motivarte, a ver lo que tardas. Sigues serio, pero tu cara va cambiando. Te toco la cara, barba de tres días, perfecto, me pone mucho más. Mi boca aterriza en tu cuello, lo recorro también con las manos, subo con mis labios por el mentón. Me encanta quedarme debajo de la barbilla y moderte. Ahora echo mano de tu boca, te beso despacio, me vas siguiendo, te voy guiando y parece que te gusta, que ya lo estás disfrutando. Más despacio, más suave. Me tocas el pecho, empiezas a tirar de mi vestido para abajo, quieres bajar los hombros hasta la cintura, y vas a quitarme el sujetador también. Me parece bien. Así me quedo un rato, tócame bien, pero bien. 

Ya estamos incómodos, ya no llegamos a más cosas. Hay que moverse. Vamos a la cama, dices. Yo ya he visto otras posibilidades de la cama. Tengo tanta imaginación como tú. Es una cama muy alta. Me pongo de rodillas a los pies, mientras tú sigues sobre el suelo de pie, frente a mí. Agarro tu polla tirando hacia mí, eso te gusta… y te sigo besando un rato… Me lames en el cuello, el pecho… sigue así… Me voy a ir colocando como quiero. Bajo al suelo, me miras a ver qué hago. Me tumbo boca abajo a los pies de la cama. ¿Lo pillas? Sí, colocas tus manos debajo de mis tetas una vez más y te recuestas sobre mí, entonces te incorporas, me levantas la falda. No me quites el tanga, así, con él puesto, a los dos nos gusta así… Ya me estás penetrando, muy despacio. Entras y sales, varias veces. Cuando ves cómo me gusta vas y sales despacio y me dejas rabiando, lo haces una y otra vez… Cómo me torturas…, ya me tienes pidiendo más.. Sigue…

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