Práctica dentro del BDSM consistente en disfrutar infringiendo dolor mediante azotes, pellizcos o humillaciones. Dentro del BDSM es una práctica consensuada libremente por todas las partes de forma que se produce un mutuo disfrute en la desigualdad de relación. El dominante disfruta de su situación de poder (sadismo) y el dominado disfruta de su situación inferior de indefensión (masoquismo). Se puede dar en diferentes grados, pero siempre con mutua aceptación.