Desde mi espacio invito a poner en cuestión. Me ha interesado el mundo libertino que considero muy interesante en sus planteamientos, como forma de descubrimiento de la propia sexualidad y de experimentación.  No defiendo ninguna forma de vida concreta ni ninguna práctica, pero siempre la libertad y el respeto. Todos vamos viviendo y encontrando cosas por el camino.  

Conozcamos antes los antecedentes: el Libertinaje. Primeramente debemos conocer los orígenes del Libertinaje. En latín libertus significa liberado.

El termino se usa en el siglo XVI en Italia al surgir un movimiento ligado a autores como Machiavelo. La palabra se utilizaba más concretamente para designar a los que estaban libres de toda doctrina religiosa, es decir, los que tenían libertad de pensamiento. Surge en la corte como movimiento ligado a la aristocracia.

El en el siglo XVII la corriente se extiende a Francia, con el poeta Théophile de Viau como abanderado, con ese significado de liberado de limitaciones religiosas y filosóficas.

En el XVIII, siglo de las luces en Francia, las mujeres adquieren gran relevancia intelectual, y se atreven a hablar de deseo y de pasión. Si antes el ideal amoroso era meramente “virtuoso”, aquí se vuelve carnal.

El siglo de las Luces es sobre todo de experimentación en todos los terrenos, y en el terreno amoroso esto es lo que hará el Libertinaje.

En la Enciclopedia de Denis Diderot y Jean D’ Alembert se define el Libertinaje como:

“el hábito de ceder al instinto que nos conduce a los placeres de los sentidos; no respeta la moral, y no duda en desafiarla; carece de delicadeza.”

El libertino es un provocador que no reconoce más autoridad moral que su conciencia.

Hoy en día, un libertino se define como “un seguidor de la libertad de pensamiento, que se permite desviarse de las normas culturales, intelectuales, morales o sexuales de su tiempo.

Solo mencionaremos algunas de las numerosas obras del Libertinaje:

“Las amistades peligrosas” de Laclos: novela que retrata a personajes del XVIII que manipulan y seducen en la aristocracia de la corte.

“La filosofía en el tocador” del Marqués de Sade: de forma transgresora y provocadora explora las ideas libertinas y pone en cuestión la moral de la época y las convenciones.

“Justina o las desgracias de la virtud”, también de Sade, expone tenebrosamente los excesos del libertinaje.

“La venus de las pieles” de Sache-Masoch, sobre el poder, el dominio y la sumisión a través de una relación sado-masoquista entre un hombre y una mujer.

“Las joyas indiscretas” del mismísimo Diderot: un anillo mágico revelas los pensamientos íntimos… de las mujeres.

Para salvar la censura de la época la estrategia era presentar estas obras como descripciones de la depravación destinadas a definirla para diferenciarla de la virtud.

Los personajes libertinos son a menudo seres seductores, cultivados, manipuladores a la búsqueda de los placeres carnales, y cínicos en relación con los sentimientos auténticos, pero han servido para abordar temas como las instituciones, el poder, el deseo y la culpabilidad.

En la literatura romántica posterior el libertinaje presenta a personajes más ligados a la búsqueda de la autenticidad en un entorno corrupto y superficial.

Así cuestionan las normas morales, critican la hipocresía en la búsqueda de la libertad individual y de la exploración sexual.

En definitiva, han contribuido muchísimo a repensar la idea de moralidad, la libertad individual y la conformidad social.